La realidad virtual (VR) y la realidad aumentada (AR) están revolucionando la enseñanza médica. Universidades como la Johns Hopkins University y el Imperial College London han implementado entornos inmersivos que permiten a estudiantes practicar cirugías, diagnósticos y emergencias clínicas sin riesgos reales.
Estas tecnologías no solo mejoran la retención de conocimientos, sino que también fortalecen la toma de decisiones bajo presión. Simulaciones de alta fidelidad permiten reproducir escenarios clínicos complejos, como partos, resucitación cardiopulmonar o manejo de pacientes politraumatizados.
Según un estudio de la Mayo Clinic, los estudiantes que usan VR muestran un 40% más de retención frente a métodos tradicionales. La realidad virtual se perfila así como una herramienta poderosa para estandarizar la educación médica y mejorar la seguridad del paciente desde el aula.