El uso de aplicaciones móviles para monitoreo de salud se ha disparado en los últimos cinco años. Desde control de glucosa hasta seguimiento del estado de ánimo, las apps médicas se han convertido en herramientas clave para pacientes y profesionales.
La Universidad de California en San Francisco (UCSF) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) coinciden en que estas herramientas aumentan la adherencia al tratamiento, promueven la educación sanitaria y mejoran los resultados clínicos. Sin embargo, también advierten sobre la necesidad de validación científica y regulación ética.
El futuro apunta a la integración de apps con historiales médicos electrónicos y sensores biométricos, generando una medicina más personalizada y predictiva. Los profesionales de la salud deben estar preparados para evaluar e integrar estas tecnologías con criterio clínico y evidencia.